martes, 15 de mayo de 2012

El rocío.

                                                     (Vagabundo Masson Andre)


Suenan los sollozos, permanentes en la noche
exaltados por el néctar de  los dioses del asalto
truena aquel silencio que, presto, el alma encoje
de un cuerpo dormido, eternamente en el asfalto...

Mas tarde, cuando el sol tiñe de sangre el horizonte con su luz
solo una sonrisa, entre muecas de miedo, alumbra
un rostro feliz, deseoso de portar su cruz
pues si pobre  en carne, en  espíritu no hay penurias

El terror llega de la mano del crepúsculo
¿Helara  el frió nocturno su tejido y corazón,
o el calor del vino tinto lo tendrá a salvo en su zulo?

Fatídico destino del que vaga sin querida
es duro sin saber si despertaras mañana
o la luz de la luna y los astros te arrancaran la vida.
(Lex Mundi: El rocío)

lunes, 14 de mayo de 2012

La danza de la muerte

Me lancé, sobrevolando el sofá y la mesa del café, caí estrepitosamente sobre el suelo, golpeándome la cabeza con dureza, note la sangre en mi frente recorriendo mi entrecejo hasta la punta de la nariz. Me levante con esfuerzo, y volví a alzar mis ojos. Ahí estaba, el monstruo alado, volando sobre mi cabeza, mirando con sorna y escapándose por vigésima vez. Reanude la persecución al instante, blandiendo mi sable sintético y lanzando estocadas a aquel Leviatán volador, que sin esfuerzo esquivaba todos mis golpes. No existía nada mas para mi que aquella bestia y aquella extraña batalla que se había convertido en una especie de danza ritual. Me sentía impotente, era ella o yo. Evidentemente no podía perder, no soportaría aquella vergüenza. Se poso en la pared preparando su próximo ataque. ¿Que puedo decir? Yo fui más rápido. Mentiría si digo que lo sentí. Aquella mosca ya no molestaría a nadie más.

Apocalipsis

''Entonces el cielo se torno rojo, como la sangre, y de él surgían colosales esferas cubiertas de fuego que impactaban contra la tierra con la fuerza de mil titanes, destruyendo todo signo de vida a su paso. El mar hervía y se agitaba creando extrañas olas de más de cien metros que arremetían contra la costa devastándolo todo para tragárselo en el abismo de la profundidad del oceano. El suelo se agrietó y se abrió con el rugido de los demonios. Millones de oscuras figuras surgieron del abismo en simétricas espirales, emitiendo un chillido insoportable al oído humano. Muchas personas gritaban desconsoladas, otras rezaban, otras adelantaban lo inevitable lanzándose desde las mas altas plantas de los pocos edificios que aún quedaban en pie. ¿Yo? Anduve sin rumbo entre ruinas y cadáveres desfigurados, me senté en lo que, con seguridad, en su dia, había sido un tren, y esperé a morir.''(Lex Mundi: Vision n6)