(Vagabundo Masson Andre)
Suenan los sollozos, permanentes en la noche
exaltados por el néctar de los dioses del asalto
truena aquel silencio que, presto, el alma encoje
de un cuerpo dormido, eternamente en el asfalto...
Mas tarde, cuando el sol tiñe de sangre el horizonte con su luz
solo una sonrisa, entre muecas de miedo, alumbra
un rostro feliz, deseoso de portar su cruz
pues si pobre en carne, en espíritu no hay penurias
El terror llega de la mano del crepúsculo
¿Helara el frió nocturno su tejido y corazón,
o el calor del vino tinto lo tendrá a salvo en su zulo?
Fatídico destino del que vaga sin querida
es duro sin saber si despertaras mañana
o la luz de la luna y los astros te arrancaran la vida.
(Lex Mundi: El rocío)
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